La procedencia del retrato de Enrique IV ha sido objeto de debate debido a la existencia de otra versión de dimensiones similares. En el siglo XIX, Cruzada Villaamil lo atribuyó a Carreño, sugiriendo —sin respaldo documental— que fue pintado para decorar el convento de San Jerónimo del Prado. Más tarde, estudios de Moreno Alcalde y Gómez Nebreda apuntaron al monasterio del Parral en Segovia como origen, basándose en un inventario de obras de conventos suprimidos.
Sin embargo, varios elementos contradicen esta hipótesis: la inscripción en el cuadro "Enrique IV nuestro fundador", no basta como prueba definitiva, ya que tanto San Jerónimo como El Parral fueron fundados por Enrique IV; además, el inventario describe la pintura del Parral como una copia en mal estado, mientras que la conservada fue clasificada como obra destacada y expuesta en el Museo de la Trinidad en 1838, con origen en San Jerónimo. Todo apunta a que la obra actual procede de San Jerónimo el Real de Madrid, y que la del Parral fue probablemente una réplica ya desaparecida.
También ha pasado por diferentes ubicaciones, permaneciendo desde 1884 en depósito en el Colegio de Abogados de Madrid, hasta el incendio del Palacio de Justicia de 1915. Pasó al Museo de Bellas Artes de Granada por Real Orden en 1920 y, aunque aparecía en la relación de cuadros que se depositaron en 1944 en la Universidad de Granada, no fue hasta el 10 de enero de 1947 en que se formalizó un nuevo depósito por parte del Museo Provincial con la Universidad, junto con diez cuadros más, que la obra no llegó hasta la institución.
Según nos cuenta Pérez Preciado, la atribución más reciente a Alonso del Arco se hace en función de los detalles de la cabeza, la tonalidad grisácea de las manos, el modo de aplicar el rojo, la poca definición del león y, sobre todo, por un grabado original de Arco que representa de forma similar a Enrique IV.
Pintura de caballete que representa el retrato de Enrique IV de Castilla, en una postura erguida y solemne, dominando la escena con su presencia de cuerpo entero. El monarca aparece de pie frente a un fondo compuesto por grandes cortinajes carmín y brocados que cubren un paisaje nublado, que sugiere un espacio a medio camino entre lo terrenal y lo simbólicamente elevado, reforzando así su estatus regio y su autoridad casi sacralizada.
Enrique IV viste armadura prácticamente cubierta por un amplio manto azul, cuyo borde está rematado por un galón rojo que contrasta con el fondo y aporta dinamismo visual a la composición, al romper la verticalidad de la escena con un gesto de movimiento. Su mano derecha descansa sobre la cabeza de un león, figura heráldica asociada al reino, cuya garra sostiene el escudo de Castilla y León: cuartelado, con castillo de oro sobre campo de gules en el primer y cuarto cuartel, y león rampante de oro sobre plata en el segundo y tercero. El escudo está flanqueado por granadas y una banda con el lema AGRO DULCE, aludiendo a la guerra contra el Reino nazarí de Granada entre 1457 y 1459. La mano izquierda del monarca sostiene la banda de la espada, reafirmando su carácter guerrero. Una inscripción latina, ENRRIQVS IIII FVNDATOR NOSTER, subraya su papel como fundador del monasterio al que estuvo originalmente destinada la obra.
La paleta cromática se caracteriza por su riqueza y calidez, con predominio de tonos dorados, rojos y azules profundos. La iluminación se distribuye de manera uniforme, lo que permite destacar los volúmenes, las texturas del atuendo regio y la expresión contenida del rostro, generando una atmósfera solemne que potencia la majestad del personaje.
| Título | Lugar | Fecha | Fecha de Fin Ordenar ascendente | Otros Datos Relevantes | |
|---|---|---|---|---|---|
| El Museo del Prado en la Universidad de Granada | Sala de la Capilla del Hospital Real | 13-11-2019 | 31-01-2020 | Realizada con motivo del bicentenario del Museo del Prado | |
| Obras Maestras del Patrimonio de la Universidad de Granada | Hospital Real (Granada) | 27-10-2006 | 17-01-2007 |