Adquirido por la Universidad de Granada en 1998, año en que, coincidiendo con el centenario del nacimiento de Lorca, la Universidad organizó una serie de actos conmemorativos. Entre ellos la exposición de Vaquero Turcios "Retratos", que el artista definiría como: homenajes personales a poetas, pintores, músicos y otras gentes que he conocido o me habría gustado conocer. La obra participó también en la exposición: "Obras Maestras del Patrimonio de la Universidad de Granada" que se celebró en el crucero bajo del Hospital Real de Granada de octubre de 2006 a enero de 2007.
El retrato, liberado de la presión del gusto del retratado, es una excusa para pintar y experimentar. Pretende convertir al personaje en leyenda, más que hacer una mímesis de la realidad, por eso el artista elige basarse en fotografías, esculturas, pinturas o escritos sobre Lorca, imágenes colectivas que reinterpreta en lo que él denomina ecos de ecos. Distorsiona así la imagen que nos queda del retratado y la envuelve en un aire fantasmagórico.
El cuadro se divide claramente en fondo y figura. Un fondo abstracto e informalista con notas de color rosas y azules, y huellas acuosas y terrosas que aportan vibración a un fondo, predominantemente oscuro, del que surge el rostro figurativo en tonos más claros, abocetado, con un aspecto de máscara, centrando la atención en la mirada en sombra potenciada a su vez por el brillo de las pupilas. La iluminación es dramática y teatral, con fuertes contrates que exageran los volúmenes y la expresividad patente en sus ojos inocentes y desafiantes. Vaquero Turcios nos muestra a un Lorca lleno de coraje que parece tener la muerte marcada en la mirada y en la decrépita tez.