La autoría de esta obra ha pasado por diversos autores a lo largo de las últimas décadas. Tradicionalmente fueron atribuidos a Vicente Carducho, cuya obra se caracteriza por un fuerte sentido clasicista pero con gran expresividad y técnica barroca, similar a la forma que presentan estas escenas.
El catedrático de Historia del Arte Benito Navarrete la atribuyó al pintor florentino Andrea Commodi, pero finalmente, en 2007, Gabriele Finaldi, Director Adjunto de Conservación e Investigación del Museo Nacional del Prado, lo atribuyó a Alessandro Turchi.
Según se informa en el estudio de la obra del Museo del Prado, parece que pertenece a una serie que estaba formada «inicialmente por nueve Fiestas de Nuestra Señora, que el Cardenal Gaspar de Borja y Velasco (1580-1645), embajador ante la Santa Sede, envió desde Roma en 1635 o antes para la decoración del nuevo oratorio de la reina en el Alcázar. Cinco de las nueve se conservan en el Prado y, al menos tres, se quemaron en el incendio del Alcázar en 1734».
A la Universidad de Granada llegan dos con el primer depósito que se realiza por Real Orden el 12 de noviembre de 1881 donde se concedían 20 obras del Museo a la institución. Esta, junto a La Anunciación, se ubicaron en el Aula de Arte de la Universidad Literaria del Colegio de San Pablo, actual Facultad de Derecho.
Esta pintura representa la escena religiosa del encuentro entre la Virgen María y su prima Isabel, un episodio narrado en el Evangelio de Lucas (1,39-45). Ambas mujeres se abrazan en el interior de una sobria estancia con dos puntos de fuga: la entrada con arco de medio a la derecha por donde aparece San José, y, a la izquierda, detrás de Zacarías y una joven mujer, una pequeña ventana en alto. La disposición de las figuras, con María e Isabel en el centro, refleja una estructura equilibrada y armoniosa, típica del Barroco temprano.
El autor emplea una paleta cálida dominada por tonos dorados, rojos y ocres, que aportan luminosidad y profundidad a la escena. La luz se distribuye de manera suave, resaltando las figuras principales y creando una atmósfera íntima y devota.
Las figuras presentan un modelado suave y volumétrico, con un tratamiento detallado de los pliegues de los vestimentas y las carnaciones, evidenciando la influencia de la tradición florentina. El uso de la luz y la sombra, junto con la precisión en el dibujo, contribuyen a la sensación de tridimensionalidad, realismo y dinamismo. La composición refleja la elegancia y el refinamiento propios del Barroco romano, fusionando elementos clásicos con una sensibilidad emocional característica de la época, a pesar de prescindir de elementos sobrenaturales en la escena.
| Título | Lugar | Fecha | Fecha de Fin Ordenar ascendente | Otros Datos Relevantes | |
|---|---|---|---|---|---|
| El Museo del Prado en la Universidad de Granada | Sala de la Capilla del Hospital Real | 13-11-2019 | 31-01-2020 | Realizada con motivo del bicentenario del Museo del Prado | |
| Obras Maestras del Patrimonio de la Universidad de Granada | Hospital Real (Granada) | 27-10-2006 | 17-01-2007 |