Vista parcial de una sala con paredes verdes y suelo cubierto con una moqueta decorada con un patrón geométrico repetitivo, sobre la que se acumulan papeles y cajas amontonados mientras que el primer plano está protagonizado por una silla con patas cromadas que evidencia la deshumanización del espacio abandonado. El desorden contrasta con el lujo que sugiere la arquitectura, mientras que la potente entrada de la luz a través de la ventana de fondo imprime una atmósfera inquietante a la imagen.
El espacio deshabitado, convertido en un despojo de lo que fuera algún día, es la excusa para que la autora hable del abandono, del lugar donde ya no hay restos de quienes le dieron vida y utilizaron el material que se esparce caóticamente por cada rincón.
La fotografía como herramienta para la disección de la arquitectura, para el conocimiento anatómico de un edificio abandonado y el descubrimiento de cada uno de sus órganos vitales ya en decadencia, es clave en esta serie de cuatro obras, tal como la anuncia la autora en el título de la pieza Imagen y anatomía, que obtuvo el primer premio en la categoría de Fotografía de los Premios a la Creación Artística Alonso Cano de la UGR en su edición de 2019.