Vista de un paisaje rural encuadrada desde un punto de vista ligeramente elevado que facilita la visualización de los tejados de las edificaciones. El cromatismo de la obra está marcado por la tonalidad de los campos en verano y la construcción vernácula de piedra y teja árabe de barro cocido, predominando una gama de ocres, rojizos y marrones, rota únicamente por el celaje.
La pieza se compone a base de volúmenes prismáticos a través de los que la artista reproduce las edificaciones de este pueblo, mientras que al fondo, las montañas que marcan la línea de horizonte cierran la composición.