Copia parcial del retrato del pintor Francisco de Goya por Vicente López (1826), realizado mediante la técnica de grabado a buril prestando atención al rostro del artista, destacando las líneas del paso del tiempo y la expresión de Goya a sus ochenta años. Este retrato quizás sea el más conocido del pintor y la obra que más ha contribuido a dar a conocer a Vicente López.
Miguel Viribay da muestra aquí de su habilidad para el grabado, imprimiendo carácter a la representación a través de la volumetría generada a partir de las líneas que se cruzan unas sobre otras para modular las luces y las sombras, así como el relieve del rostro, sus redondeces ángulos, aderezados por la riqueza de detalles en el cabello.