Autorretrato en formato vertical, de cuerpo entero, con un marcado contraposto en el posado de la protagonista, cuyo cuerpo, a excepción del rostro, aparece completamente negro, con los brazos cruzados a la espalda y la cabeza baja y ladeada.
La sinuosa figura se recorta sobre un fondo blanco que parece introducirse en la densidad negra del cuerpo a partir de la vulva de la protagonista. Como si de un icono se tratara, la imagen femenina se convierte en única y absoluta referencia, en un retrato que concede especial protagonismo al rostro, enmarcado por la oscuridad del rostro y el cuerpo.