Tríptico que representa un conjunto de juguetes eróticos a partir de dibujo y acuarela, en tonos marrones fruto de la utilización de café como una de las tintas.
La línea que define los contornos de cada pieza es protagonista de la composición, enfatizando las luces y sombras a partir de un entramado de rayas cruzadas unas sobre otras para generar oscuridades a reforzar después mediante el uso de pigmentos diluidos en agua.
En esta pieza el artista recrea un juguete erótico cuya verticalidad y la de las púas que surgen de su perímetro ocupan casi la totalidad del soporte. En torno al dibujo, amplias manchas de tinta sugieren la sombra del objeto y la presencia de fluidos.