Actualmente se encuentra en el Salón de Rectores ubicado en el Hospital Real. Su origen no está suficientemente claro, puediendo haber pertenecido a los jesuitas, y llegando a Hospital Real con el traslado del Rectorado a este inmueble en 1981.
Fue restaurado en el año 2001.
Escultura de bulto redondo que representa a Cristo muerto crucificado con tres clavos, captando el momento culminante de la Pasión. Tras su muerte, sus ojos permanecen entreabiertos, al igual que su boca, mientras su cabeza cae ligeramente hacia el hombro derecho, en un gesto que contrasta con la posición de las piernas, que giran hacia la izquierda, otorgándole el elegante movimiento clasicista del contraposto. El detallado estudio anatómico es apreciable, aunque los brazos se presentan más desproporcionados y las piernas se perciben rígidas. El perizoma, con una textura algo rígida, se anuda a la derecha dándole volumen a la composición.
El tono lechoso de la carnación se ve matizado por detalles rojizos y morados, imitando llagas y contusiones, mientras su rostro, enjuto y con rasgos suaves, está rodeado por unos mechones de cabello de escaso volumen que caen sobre sus hombros.
El rostro, de características ligeramente arcaizantes, sugiere la influencia de un artista situado entre la última fase del Gótico y los primeros pasos del Renacimiento. La disposición contrapuesta entre las extremidades inferiores y la cabeza introduce una novedad que es un claro indicio del manierismo renacentista, una característica definitoria en las obras de Pablo de Rojas, quien fue un referente de la evolución escultórica en la mitad del siglo XVI.