Conjunto de tres dilatadores Hegar realizados en acero inoxidable. Cada uno de ellos cuenta con un extremo ligeramente abombado y el opuesto, con forma de lengua, especifica la numeración correspondiente al tallaje concreto de cada pieza.
La dilatación forzada, necesaria para la expulsión de fetos muertos en el interior de la madre, abortos y partos, se ha practicado desde la Antigüedad. Se encuentran referencias a sustancias abortivas que producían dilatación ya en torno al 1500 a.C. (Papiro de Ebers), pero será desde mediados del siglo XIX cuando los avances produzcan remedios más efectivos.
Si bien el avance de la ciencia médica ha favorecido la generalización del uso de fármacos para facilitar la dilatación del cuello uterino cuando esta no se realiza de forma natural, anteriormente se han llevado a cabo métodos más rudimentarios, entre los que destaca el tallo de laminaria, que provocaba la dilatación progresiva mediante su aumento de tamaño gracias a la absorción de secreciones del útero.
El avance de la práctica obstétrica y ginecológica y de la producción de material médico lleva al uso de instrumentos reutilizables y fáciles de esterilizar, realizados en acero inoxidable.
Los dilatadores uterinos conocidos como tallos Hegar fueron el resultado de la investigación y creación del ginecólogo alemán Ernst Ludwig Alfred Hegar (1830-1914). Presentados en septiembre de 1879 tomando como material de base la goma endurecida, posteriormente comenzaron a fabricarse en metal. Las medidas ideadas por Hegar van desde 1 mm hasta 26 mm aumentado cada tallo 1 mm, incremento de tamaño que, con o sin anestesia, facilitaba la dilatación en una hora.
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Tallos Hegar. Dilatadores uterinos. Detalle | Pública |