Modelo anatómico realizado en caucho coloreado sobre peana de madera. Destaca en este la coloración irreal de la superficie de la piel, extremadamente blanca.
Reproduce una sección lateral de la pelvis donde, a partir de uniones realizadas con un sistema machihembrado de ganchos, es posible separar diferentes secciones para facilitar el visionado de los órganos reproductores femeninos, la vejiga y el recto en detalle.
El etiquetado de cada área de la sección permite identificar las partes y órganos mediante la utilización de un manual.
Utilizado en la docencia y demostración de obstetricia, perinatal, ginecología y planificación familiar.
Los modelos anatómicos han sido un recurso indispensable para el estudio de la anatomía humana desde que a finales del siglo XVI comenzaran a realizarse las primeras ceroplásticas anatómicas en Italia. Será en el siglo XVIII cuando la producción adquiera verdadera relevancia, vinculándose a la docencia de la medicina en universidades. Ceras, terracotas, modelos de papel maché y de escayola, reunirán a cirujanos y artistas en el minucioso diseño de estas anatomías, realizadas de forma recurrente en forma de modelos desmontables que permitieron profundizar en el conocimiento de órganos aislados, sistemas completos, secciones musculares y óseas, llegando incluso a representar figuras humanas completas a tamaño natural.