Forma parte del programa iconográfico de la capilla, de carácter premonitorio y anunciador del Nuevo Testamento en las pinturas de los lunetos, con representaciones de ángeles, profetas y sibilas.
La pintura mural ocupa el cuarto luneto del Evangelio de la Capilla. Se trata de la sibila délfica, tal como se advierte en la inscripción de la base de la columna rota sobre la que se apoya esta mujer de expresión dulce, vestida con una saya rosada y un manto azul. Señala hacia arriba con una mano, y con la otra hacia abajo.
De inspiración miguelangelesca, recuerda muy de lejos a la sibila homónima de la Capilla Sixtina, pero es blanda de ejecución y apagada de color por el uso de tonos apastelados.