Pieza con apariencia de caja hermética, en cuyo interior se deben encontrar las láminas conductoras de electricidad así como la placa que separa ambas láminas, realizada en un material dieléctrico como el tantalio, que hace de aislante. La principal función de un condensador es la de almacenar carga eléctrica en forma de diferencia de potencial para liberarla en un momento posterior.
La pieza posee la inscripción "CONDENSADOR [F]echa / LICENCIA HAEFELY / Nº de Fabricacion 23771 / Potencia 3 kVar. Capac. 193 [micro]F. / Frecuencia 50 Hz. / Conexión" / Tension 220 V. Tipo PM1-06" inserta en la obra.
El origen del condensador tiene lugar a mediados del siglo XVIII en Leyden (Holanda), cuando un científico se dio cuenta de que, en una botella llena de agua y con un generador electrostático, podía conducir cierta carga eléctrica como si se tratara de una cadena. Tras muchos experimentos se concluyó que es proceso se optimizaba cuando, en lugar de sujetar la botella con la mano, se hacía mediante unas hojas metálicas que la cubrían la totalmente al interior y al exterior. Pero será Benjamín Franklin quien concluya, en 1749, que la carga no se almacena en el agua sino en el cristal lo que cambiará el modelo de esa primera botella de Leyden ya que la carga pasa a almacenarse en la superficie de las placas de material conductor, en el borde en contacto con el aislante. A partir de la década de 1950 la empresa "Laboratorios Bell" comercializa y populariza los condensadores de tantalio con un tamaño muy reducido y mayor fiabilidad.
La compañía Haefely se crea en 1904 por Emil Haefely a partir de la patente de un diseño relativo a la fabricación de aislantes de papel impregnados en resina. La compañía vivió una rápida expansión y, en 1922 incorporó actividad industrial relativa al alto voltaje. Sr. Haefely se convirtió, con los años, en un especialista en la fabricación de aparatos eléctricos, bujes y condensadores en tecnología de aislamiento y en equipos de alto voltaje. Fabricó esta pieza entre 1950 y 1960.