Pintura de paisaje sobre un entorno natural, donde la propia naturaleza se lleva todo el protagonismo de la globalidad de la obra. Está realizada con la técnica acrílica, lo que permite que la pieza haya sido realizada al aire libre adaptándose a las condiciones climáticas del momento. Aquí el color importa al mismo nivel que el diseño o paisaje, para ello, la autora emplea una paleta cromática bastante fría, acentuada por las tonalidades negras, verdes, azules y marrones bajo diferentes intensidades. Acentuándose con una pincelada suelta pero precisa en ciertos detalles como el tratamiento de los árboles y más despreocupada o nerviosa para crear el fondo e incluso en la vegetación para dar sensación de cantidad seriada en el ángulo inferior de la pieza.
La obra aparece firmada en la esquina inferior izquierda.