Pintura abstracta en colores terrosos caracterizada por la pincelada gruesa, rápida e indefinida. Sobre fondo color crema se superponen líneas gruesas de diferentes colores, destacando el azul oscuro en las esquinas, el blanco, el verde agua y el marrón camel que contrastan a la perfección con el fondo color tierra. Esta pieza está encuadrada en el estilo de expresionismo abstracto que encabezaba Jackson Pollock, artista estadounidense. Este estilo se caracteriza por el acto de pintar con gesto espontáneo. Se trata de un tipo de automatismo que intenta plasmar el estado físico y psíquico del autor. Con este estilo se consigue potenciar la materialidad del cuadro, convirtiendo el proceso artístico casi en un rito religioso. La improvisación en el expresionismo abstracto adquiere un carácter fundamental, siendo este automatismo algo derivado más bien del surrealismo de las primeras Vanguardias del siglo XX.