Se trata de la copia de la escultura realizada por los hermanos Miguel y Antonio Marín Torres, junto a la de Isabel la Católica, para la Exposición Provincial de Bellas Artes, Industria y Agricultura organizada con motivo de la visita de Isabel II a Granada en 1862 y a la cual se concedió medalla de oro. Probablemente estas réplicas de las originales en bronce presidieron el Patio de los Arrayanes con ocasión del baile de la gala ofrecido a la reina. Las piezas debieron quedar bajo la custodia de la Diputación Provincial, organizadora de la muestra, presidiendo el Salón de Plenos y pasando en fecha indeterminada al Hospital Real, fundación de los monarcas, en cuyo almacén fueron halladas hacia 1980 y colocadas en su actual emplazamiento. Una información oral atribuye al escultor Domingo Sánchez Mesa una primera restauración tras su hallazgo. Fue restaurada por parte del Taller de Restauración de la Facultad de Bellas Artes de Granada en 1997.
Estatua de bulto redondo representando al rey Fernando el Católico de cuerpo entero, revestido de los atributos de su rango. Vestido con armadura, se cubre con amplio manto abrochado al cuello; sobre su pecho cuelga el collar de la Orden del Toisón de Oro, portando en la diestra el cetro real y cogiendo con la mano izquierda la empuñadura de su espada. Ciñe corona y luce melena. Presenta un ligero contrarresto en su pose y fue concebida para hacer pareja con la de Isabel la Católica, colocándose a la derecha. La iconografía parece extraída del sepulcro del monarca conservado en la Capilla Real de Granada. La escultura se apoya sobre una pequeña base del mismo material y actualmente descansa en un amplio pedestal de granito. La fragilidad y escaso valor material de la escayola se intenta contrarrestar con la pátina verdosa imitando bronce.