Pintura de temática paisajística de la ciudad de Granada. Técnicamente se trata de un óleo sobre lienzo logrado por una pincelada casi fotográfica con veladuras que crean claroscuros haciendo de este un paisaje táctil que alcanza detalles que escapan al ojo humano. El modelo a priori parece ser tomado desde el Mirador de San Nicolás pero realmente el plano queda reinterpretado de manera personal, siendo la protagonista la Alhambra de Granada la protagonista junto a Sierra Nevada como telón de fondo y bajo los pies del Barrio del Albaicín. Además de ello, se seleccionan otros hitos arquitectónicos que difieren de la panorámica real, situando en el paisaje otros inmuebles en la zona oriental del lienzo como es el caso de: las Torres Bermejas; la Fundación Rodríguez Acosta o el mítico Hotel Alhambra Palace. Quedando así la ciudad palatina descentrada ligeramente hacia la zona occidental de la composición rompiendo con la simetría original y ofreciendo una nueva visión oblicua centrada en la Alcazaba. El momento del día representado es el anochecer granadino, conocido popularmente en la zona como "hora azul", instante en el que el sol comienza a esconderse y se abre una gran luz azul intensa que afecta al tratamiento de la luz y de la obra la cual adquiere unas tonalidades frías que duran escasos minutos hasta llegar al negro intenso de la noche. La propuesta consigue un paisaje fugaz combinado con el libre albedrío estético.